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El León y el Águila
Directed By Álvaro Casalino


Género: Fantasía/ Animación/ Aventura/ Romance/Familiar
Elenco: Voces de:
Jim Sturgess(Edmond)
Emma Watson (Andrea)
Clive Owen (Asmodeo/Frederick)
Ray Winstone (El León)
Morgan Freeman (Jonathan)
Ron Perlman (Atlas)
Hugh Laurie (Geri)
Vivica A. Fox (Luna)
John Leguizamo (Vuk)
Jodelle Ferland (Graucchus, Franz, Harpo)

Musica
Steve Comte- Heaven is not enough (Canción principal) enlace
Vals de la Mandrágora-Javier Navarrete:
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Steve Comte-Stray:
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Javier Navarrete-Una princesa:
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Exuma - African Rhythm
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Suite Mascarada - Aram Khachaturian
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Sinopsis: La historia ocurre en un mundo extraño y oscuro, al parecer afectado por una gran catástrofe. En ese mundo, un niño hallará in viejo libro, sin darse cuenta de que este alterará no sólo su propia vida, sino todo el mundo a su alrededor, confundiéndose la realidad con la fantasía.

Argumento:

La película comienza mostrándonos un paisaje en ruinas: Por todos lados están escombros de lo que antes fue una próspera ciudad. Apenas si unas cuantas casas permanece en pie: Una cruz se alza sobre una de ellas: Es un refugio para los huérfanos de guerra. Una joven pareja es la encargada de cuidar a los niños. Una vieja radio colocada sobre una mesa narra las penurias de los sobrevivientes del “Último combate”, y como muchos de ellos pasan por hambre y frío en el camino de regreso a su tierra natal. Al reunir a los niños durante el almuerzo, se dan cuenta de que uno de ellos falta: Edmond, es uno de los más pequeños, que ha perdido a sus padres durante la guerra.
“Desde que llegó- conversan los dos esposos- Edmond no ha hablado con nadie. Tampoco juega con los demás niños. Durante muchas horas se pierde, yéndose a caminar entre las ruinas durante horas.”
Aunque lo llaman, Edmond no responde. Observa con tristeza el melancólico paisaje a su alrededor: En una playa, ve como unos niños algo mayores que él que llevan máscaras queman una efigie que representa a un monstruo, burlándose de ella, llamando al monigote “Asmodeo, el rey de las aves de rapiña.” Edmond se aleja de ellos, adentrándose sin querer en un extraño bosque. Al principio cree que se ha perdido, pero escucha entonces el chillido de un águila, a lo lejos: Entonces se percata de unas ruinas, estas corresponden a las de una biblioteca. Pero todos los libros están intactos: Uno de ellos, con una hermosa cubierta llama particularmente la atención del niño. En la primera página está escrito “El León y el Águila”. Pero todas las páginas están vacías: También las ilustraciones lucen como si los personajes hubieran huido de ellas.
Una voz amable saluda a Edmond. El niño se da vuelta y ve a un inmenso león de pelaje blanco. Aunque este se extraña de que el león conozca su nombre, la actitud gentil de este hace que se vuelvan amigos. Al revisar los otros libros, Edmond ve que también estos están vacíos. El león ríe y dice que es porque ahora que Edmond ha entrado a esa biblioteca, las historias y la realidad han comenzado a mezclarse. Le cuenta que él también tiene su propia historia, y que en ella, él es un rey. Así Edmond conoce poco a poco a una serie de personajes, todos ellos inspirados en personajes de libros famosos. También conoce a tres graciosos ratones Graucchus, Franz, Harpo, los cuáles al parecer son hermanos. A los ratones les gusta mucho cantar y hacer bromas. Unos días después mientras Edmond va leyendo los libros (cuyas historias comienzan a aparecer poco a poco en los libros vacíos ) una niña envuelta en un enorme abrigo cae al lugar en donde está él, luego de haber tropezado con unas maderas hundidas en el piso superior. La niña se presenta como Andrea: Le cuenta que sus tíos tuvieron que huir durante la guerra y la dejaron en el orfanato en donde vive Edmond, hasta que terminen las persecuciones a los sobrevivientes del último combate. Pronto, se hacen amigos: Edmond quien no conoce mucho del mundo exterior, se maravilla de las historias que le cuenta Andrea sobre los países que visitó, antes de que estallase la Guerra. A su vez, ella se queda maravillada al conocer a todos los amigos de Edmond, especialmente al León. Ella dice que cuando se perdió en el bosque, vio a un águila volando hacia la dirección en donde estaba la biblioteca.

Edmond, Andrea y el León pasan un breve tiempo de felicidad: Los ratones intentan convencer (sin éxito) que Edmond le diga a Andrea lo que siente por ella. Por su parte, Edmond se preocupa cuando el libro con la historia “El león y el águila” comienza a escribirse: Este cuenta una historia según la cual el León blanco debe irse de vuelta a su reino para enfrentarse con Asmodeo, el rey de las aves de rapiña.

Así pues, muy a pesar de Edmond llega el momento de la despedida. Edmond no quiere dejar partir al León, porque siente que nunca más volverá a verlo. Entonces el León le pregunta a Edmond si es que tiene fe en las historias de sus libros. Edmond le responde que sí.
-Nunca pierdas la fe. Así, yo siempre estaré a tu lado.
Edmond le abraza, sin dejar de llorar, hasta quedarse dormido. Cuando despierta, no encuentra el león, y sabe que ha partido de vuelta a su reino, puesto que su imagen ha vuelto a aparecer en el libro. Edmond toma el libro en sus manos y repite en voz alta su promesa. Con el paso de los años, Edmond se convierte en una persona mucho más alegre y vivaz, y también empieza a percatarse de la belleza de su amiga Andrea. También comienza a hacer a un lado sus libros, y sus visitas a la biblioteca se hacen mucho más esporádicas.

Al cumplir los trece años, Edmond se une a la tripulación de un barco: A vísperas de su partida, Andrea se lo lleva aparte. Le entrega su más preciada posesión: Una pequeña medalla con la imagen de la Virgen y el Niño Jesús: Este es el único recuerdo que conserva de su madre. En este adorno está escrito: “No pierdas la fe”. Al verla, Edmond sonríe, recordando su promesa. Por fin, y animado por la música que tocan Graucchus, Chico, Harpo (Qué con pequeños instrumentos tocan “Sueño de amor de Litz”) consiguen que Edmond por fin se anime a besar a Andrea. Entonces los dos por fin admiten amarse mutuamente.
Pero una sombra ha sido testigo de todo esto: Una silueta similar a la de un buitre observa con frialdad a los dos jóvenes: Los dos se ven felices, reflejados en los ojos inexpresivos de aquel ser, el cual se aleja, dando un horrible graznido.

Han pasado diez años desde aquello. Edmond observa con ilusión la costa desde la cubierta del barco. Tiene consigo una cajita, en la que está un anillo de bodas. Le acompañan, como sus mascotas, los tres ratones, aunque parece que ninguno de ellos puede hablarle, sino que actúan como ratones comunes y corrientes(Aunque aún llevan puestos pequeños abrigos) Al bajar a tierra, se da cuenta de que el pueblo ha cambiado mucho en relación de lo que él recordaba: Este ha crecido al punto de parecer una ciudad. El aspecto alegre de las calles contrasta con los sombríos vigilantes dispuestos en cada calle, unos hombres cuyas máscaras se asemejan a las cabezas de cuervos. Uno de ellos mira fijamente a Edmond, de forma amenazadora, sin embargo el joven sigue su camino sin prestarle atención. Ninguno de los habitantes le reconoce, con excepción de los esposos directores del orfanato, quienes son ahora muy viejos. Ellos los reciben con mucha alegría, y le piden que se quede con ellos esa noche, pues lo consideran como un miembro de su familia. Edmond, un tanto impaciente pregunta por Andrea: En ese momento los dos ancianos se quedan callados, mientras que sus rostros parecen marcados por la preocupación. Por fin, uno de los ancianos le dice que Andrea va a casarse con Frederick, un importante funcionario al servicio del rey del país. Edmond no lo cree y decide ir a pedirle una explicación a la joven.

Por su parte, en el edificio municipal se realizan los preparativos para un baile de máscaras que se hará esa misma noche, a vísperas del matrimonio de Andrea con Frederick, quien es visto en el pueblo como un bondadoso benefactor. Pero Andrea parece a punto de ponerse a llorar y se parta de la gente. En ese momento, aparece detrás de ella Frederick, quien con una gran sonrisa en su rostro le pregunta el porqué de su tristeza. Se acerca a la joven, apoyando sus manos sobre sus hombros, como si fuera a consolarla: Sin embargo, Frederick le susurra a su oído que “su príncipe” ha llegado al pueblo. Andrea se sorprende y se angustia. Vemos en sus recuerdos lo que ha pasado: Frederick había venido en compañía de un ejército al pueblo, con la orden de asesinar a todos los sobrevivientes de una nación enemiga del país es un águila que estuviesen refugiados en el pueblo. Y entre esos sobrevivientes estaban muchos de los niños del orfanato.

También la vida de la pareja de ancianos corría peligro por haberles dado refugio. Andrea intercede por ellos, consiguiendo que se les perdone la vida. Pero a cambio, Frederick exige su mano en matrimonio. Sin otra opción, Andrea acepta casarse con Frederick. En el presente, Frederick le advierte a Andrea que no debe decirle la razón por la cual ha consentido casarse con él, o de lo contrario sus soldados(los mismos personajes siniestros que vigilan las calles) se encargarán de darle muerte. Andrea queda aterrada al oír eso, pero Frederick sólo atina a sonreír con frialdad.
Durante la noche se realiza el baile de máscaras, en el cual se ha reunido una multitud que se divierte, sin saber que los soldados de Frederick están escondidos en las sombras, atentos a cualquier cosa. Es en ese momento que llega Edmond, disfrazado como príncipe. Él logra distinguir a Andrea en medio de la multitud, y a pesar de los disfraces, los dos se reconocen mutuamente y empiezan a bailar. La multitud queda maravillada al verlos bailar, y por primera Andrea sonríe al estar junto a Edmond.
Sin embargo, los guardias de Frederick se preparan para desenvainar sus espadas; sin embargo, Frederick, también escondido en las sombras les ordena esperar.
Edmond y Andrea se apartan del grupo y empiezan a conversar en el balcón. Luego de un breve intercambio de palabras, Edmond le pregunta Andrea si es cierto que piensa casarse con Frederick. Andrea siente. Edmond le pregunta entonces si es que ella lo ama. Andrea parece dispuesta a decir la verdad, pero entonces ve como las sombras de los soldados de Frederick aparecen proyectadas en las paredes, con las espadas en alto. Edmond comienza a enfadarse.
En ese momento aparece Frederick, quien finge no haberse dado cuenta de lo ocurrido. Luego de saludar burlonamente a Edmond, va directo hacia a Andrea, y a modo de provocación le da un beso a Andrea. Esto es demasiado para Edmond, quien decide irse del lugar. Andrea intenta detenerlo, pero sabe que los soldados de Frederick aún están vigilando a Edmond, así que no le queda más que agachar la cabeza, mientras llora en voz baja mientras que detrás de Frederick se ve la sombra de un pájaro monstruoso.

Mientras esta ausentes, los tres ratones conversan sobre Edmond y Andrea: Graucchus piensa que como Edmond y Andrea al dejar de ser niños no sólo se han olvidado del león y los demás seres fantasiosos que conocieron hace mucho tiempo, sino también el amor que existía entre ambos.
Harpo, por su parte, no está de acuerdo, y dice que el león pronto volverá a encontrarse con Edmond y Andrea. El pequeño ratón está convencido de que Edmond y Andrea no son iguales que las demás personas de ese mundo. En ese mismo instante Edmond llega furioso. Anuncia a los dos ancianos que piensa marcharse esa misma noche, para total sorpresa de los tres ratones. A pesar de las súplicas de los ancianos, Edmond se embarca en un tenebroso navío en el que está un grupo de personas de aspecto fantasmal.

Una vez comienza el viaje, Edmond se deja llevar por la rabia y tira al mar el anillo con el cual pensaba contraer matrimonio con Andrea. Luego intenta hacer lo mismo con la medalla, pero duda unos momentos antes de hacerlo, recordando vagamente algunas escenas de su niñez. El capitán del barco advierte la proximidad de una tormenta, pero aún así decide continuar con el viaje. Paralelamente al instante en que estalla una violenta tormenta, vemos en una habitación a Freederick, iluminado por una svelas, escribiendo la palabra “Desesperación” en un libro, este es el mismo libro que tiene la historia del León y el águila, del cual se ha apoderado gracias a un descuido de Edmond. No bien escribe esas palabras, aparece en las páginas del libro el dibujo de una ballena monstruosa, de piel transparente: De inmediato aquel ser se materializa en la realidad y con un violento coletazo hunde el barco en el cual viaja Edmond acompañado por los tres ratones. Edmond se esfuerza por nadar, pero recuerda la escena de Frederick besando a Andrea y parece perder sus fuerzas, como si inconscientemente tuviese deseos de morir.
Los tres ratones, por su parte, han conseguido mantenerse a flote al subirse a una enorme caja; Harpo llama a Edmond pero no lo ve por ninguna parte. Mientras Edmond sigue hundiéndose, a la distancia uno de los libros de la biblioteca se abre, y unas figuras emergen de él. Son los personajes de los libros que Edmond leía durante su niñez: Convertidos en espíritus, vuelan hasta el lugar en donde él se encuentra y consiguen guiarlo hasta la superficie. Mientras es salvado, Edmond recuerda al león y la promesa que le hizo, al leer nuevamente las palabras escritas en la medalla “No pierdas la fe”.

Otro de los espíritus toma la forma de un enorme elefante, con un extraño símbolo grabado en su frente, sobre el cual colocan los espíritus al moribundo Edmond, así como a los tres ratones, quienes reconocen a sus amigos. Los personajes de los libros le piden a los ratones acompañar a Edmond, puesto que ellos son los únicos recuerdos que conserva Edmond de los sueños de su niñez. Sólo así podrán vencer al cruel Asmodeo. Luego desaparecen, pues deben regresar a sus respectivas historias. Harpo les promete permanecer junto a Edmond, aunque le cueste su vida.
El elefante los lleva a nado a través del océano, dejándolos en la costa en donde está una pequeña casa, en la cual viven una niña y su abuelo, llamado Jonathan. La niña corre a ayudar a Edmond, pues ha contraído una extraña enfermedad. Por su parte, Jonathan reconoce el símbolo dibujado en la frente del elefante, a quien reconoce como uno de los “Señores del Bosque”. Reconoce a la enfermedad de Edmond como un mal causado por Asmodeo. Jonathan le dice a su nieta que ninguna medicina humana podrá sanar a Edmond, pero que si su espíritu es fuerte, logrará sobrevivir. Jonathan inicia un extraño ritual, en el cual aparecen siete figuras vestidas de blanco, acompañadas por animales, todos ellos llevan el mismo símbolo del elefante sobre su frente; cuando el cántico de Jonathan termina, Edmond queda convertido en un león blanco, muy parecido al que Edmond conoció en su niñez.
Una vez convierten a Edmond en león, las figuras vestidas de blanco, así como sus animales, desaparecen en medio de una fuerte ventisca. Edmond se queda muy soprendido al despertar, pero Jonathan (Que es capaz de entenderlo a pesar de que Edmond ya no puede hablar como los humanos) le dice que no debe tener miedo: Gracias a esa nueva forma, será capaz de hallar a los reyes del bosque, “hijos de la Madre Serpiente” quienes les ayudarán a enfrentarse a Asmodeo. Le indica que debe viajar al desierto al norte del país, en donde podrá encontrarse con ellos, luego de que fueran desterrados por Asmodeo de sus respectivos dominios.

Así empieza el viaje de Edmond, acompañado por los tres ratones. Nuevamente Edmond es capaz de hablar con ellos, y si bien al principio los ratones bromean sobre su nuevo aspecto, le dicen que seguirán ayudándole. Los cuatro viajan a través del desierto, llegando hasta un oasis en el cual se quedan a descansar.
Durante la noche, Edmond se siente culpable por haberse portado en una forma tan cruel con Andrea. Al momento en que cierra sus ojos y piensa en ella, ve detrás de la joven la sombre de un espantoso monstruo con forma de ave. Edmond despierta, es entonces cuando escucha una serie de gruñidos cercanos: Escondiéndose detrás de una roca, ve a un grupo de mandriles de pelaje rojizo, transportando unas jaulas de madera en las cuales están encerrados un enorme oso y un lobo. Los mandriles empiezan a provocar a los prisioneros diciendo que “de nada sirve la fuerza de los reyes del bosque porque esas dos jaulas han sido hechizadas por Asmodeo, el rey de las aves de rapiña”. El lobo termina cediendo a la provocación e intenta morder al líder de los mandriles; pero del piso de la jaula brotan unas gruesas lianas que sujetan sus piernas. Incluso cuando intenta insultarlos, las lianas atan su hocico.
El líder de los mandriles se burla, y proclama que pronto los cuatro reyes del bosque serán atrapados y sacrificados en honor a Asmodeo. Confiados en su victoria, y sin haberse percatado de que Edmond y los ratones estaban también en el oasis, los mandriles se echan a dormir. A pesar de eso, el lobo sigue esforzándose por liberarse de las lianas, al tiempo que jura que hará pagar a esos mandriles.
-La fuerza es inútil contra estas jaulas, Geri-dice el oso.
Pero el lobo no lo escucha, y continúa intentando liberarse. Edmond, al darse cuenta de que esos dos animales son los reyes del bosque de quien les había hablado Jonathan, prepara un plan para liberarlos: Los tres ratones se escabullen sigilosamente hasta las jaulas, y comienzan a roer tanto las lianas como el suelo de las jaulas. Uno de los mandriles despierta a causa del ruido; en ese momento Edmond aparece ante ellos, y consigue distraerlos: De esa forma, el lobo y el oso quedan libres: Geri, el rey lobo, no espera para vengarse de los mandriles,y el primero en ser su víctima es el líder. Unos pocos consiguen huir; Geri también quiere ir detrás de ellos, pero Edmond le detiene, indicándole que no han ganarían nada con matarlos, puesto que ellos podrían haberlos guiado hasta Asmodeo.
El lobo desprecia a Edmond, y le dice que él no es nadie para decirle que debe hacer.
-Después de todo, yo mismo me encargaré de matar a Asmodeo- dice el lobo, abandonando el oasis al amanecer. Pero el oso, llamado Atlas y Edmond le siguen de cerca. Esto fastidia al lobo, quien les grita que dejen de seguirlo. Atlas le responde burlonamente, preguntándole como piensa ganarle a Asmodeo si ni siquiera pudo con sus más insignificantes sirvientes. Geri se enfurece, y afirma que sólo fue un descuido lo que ocasionó su captura.
-¿Ni siquiera piensas darle las gracias?-Pregunta Atlas refiriéndose a Edmond.
Geri se da media vuelta y los ignora, Harpo comenta si es que acaso no habría sido mejor dejarlo encerrado. Mientras van viajando a través del desierto Edmond cuenta a Atlas su historia, y el oso, a su vez, le cuenta la suya: él vivía con su familia en un enorme bosque; era líder de un grupo de numerosos osos, quienes vivían en paz bajo su mando. Un día, sin embargo, gigantescas aves monstruosas llegaron y se llevaron a su familia lejos: Algunos murieron, otros fueron hechos prisioneros en tierras lejanas.

A pesar de que había logrado librarse del ave que lo había hecho prisionero, Atlas había quedado casi muerto vagabundeando en el desierto, en donde se encontró con Geri, cuyos amigos también habían sido víctimas de aquellas aves, quienes eran los heraldos de Asmodeo, quien deseaba adueñarse de los bosques en los que ellos reinaban.
Durante la noche, Geri se molesta porque Atlas y Edmond aún están junto a él, pero Atlas le responde que ellos no tienen ninguna intención de seguirlo, sino que esa es la única forma de salir del desierto.
-Asmodeo es uno de los diablos más terribles-comenta Atlas, junto al fuego- Todos los reyes del bosque necesitamos unirnos contra él: Así podremos llamar a Madre Serpiente, la madre de todos los brujos.
Edmond: ¿Y en dónde se encuentra esa mujer?
Atlas: Ella no se encuentra en lugar específico; es como la tierra y el viento, como la muerte y los sueños: Ella se aparece ante quienes la invocan no con la voz, sino con el espíritu. Nadie que no crea en el Bien en el fondo de su alma podrá verla.
Geri: (Despectivo, antes de quedarse dormido) Ha pasado mucho desde su última aparición… Quizá ya no exista en este mundo…
Atlas: Ella existirá, mientras tengamos fe. Si perdemos nuestra esperanza, no nos quedará nada.
Al oír estas palabras, los recuerdos de Edmond comienzan a regresar a su mente. Esta vez recuerda el libro que llevaba en sus manos, el mismo que está en manos de Frederick en este momento, y a través del cual puede enterarse de que Edmond sigue vivo. Frederick va entonces a la habitación en la que está encerrada Andrea, quien le dirige una mirada de odio, al momento en que Frederick entra en su habitación. A pesar de que Andrea le grita que no se acerque, Frederick camina hasta ella, hablándole en un tono muy amable. Para sorpresa de Andrea, Frederick la abraza. Andrea intenta separarse de él, pero los brazos de Frederick se han transformado en dos enormes alas negras, que la sujetan fuertemente. Frederick empieza a hablar y mientras lo hace, sus palabras parecen ejercer un sortilegio sobre Andrea. Frederick le dice que no se preocupe más, que se olvide de Edmond, que se olvide incluso de su propia humanidad, para que sólo lo ame y lo obedezca a él. Andrea se deja de resistirse y queda silencio, con el rostro inexpresivo y los ojos vidriosos, como los de una muñeca. Alrededor suyo llueven numerosas plumas negras, es entonces cuando Frederick la suelta y sonríe malévolamente.

Mientras tanto, el grupo de animales ha conseguido dejar el desierto, llegando a un inmenso valle en el cual divisan a la distancia una hermosa ciudad. La primera reacción de Edmond es correr hacia la ciudad (A pesar de haber sido convertido en león, él aún se siente como un ser humano) pero es detenido por una pantera, quien le advierte que esa ciudad ha sido hechizada por Asmodeo.
Geri reconoce a la pantera como Luna, una de los reyes del bosque. Rápidamente ella se une a su grupo y desde la distancia, comprueban que los habitantes de la ciudad han sido convertidos en marionetas, quienes realizan sus actividades normalmente, aunque sus rostros no cambian de expresión.
En ese momento una voz anuncia la captura de uno de los reyes del bosque: Vuk, el rey de los zorros, quien está encerrado en una jaula similar a las que habían usado los mandriles para aprisionar a Geri y a Atlas. En un tono muy alegre, las marionetas deciden que Vuk debe ser ejecutado en la plaza de la ciudad, como ejemplo para todo aquel que quiera rebelarse contra las órdenes del “rey Frederick”.
El grupo urde rápidamente un plan para liberar al zorro, ahuyentando a las marionetas por medio de una pequeña fogata encendida por los ratones, pero no tardan en venir muchas más de las marionetas, armadas con sables y hachas. Atlas consigue hacerlos a un lado usando su fuerza, pero Frederick(quien por medio del libro mágico consigue enterarse de la situación) realiza un nuevo hechizo, escribiendo en el libro que le robó a Edmond la palabra “Multitud”; y detrás de cada marioneta, se abre un compartimiento, del mismo que emergen numerosos pájaros monstruosos, los mismos que comienzan a perseguirlos, obligándolos a huir a las montañas. Una de esas aves se acerca a Luna: Geri recuerda entonces el ataque a su manada, del cual él fue el único sobreviviente; y ese recuerdo le enardece a tal punto que se abalanza sobre uno de sus perseguidores, salvando a Luna, pero quedando a merced de sus enemigos, por lo que Edmond tiene que salvarlo. A duras penas el grupo consigue escapar y esconderse en una cueva en una montaña.

Allí, todos están exhaustos, pero felices por haber logrado sobrevivir. Durante la noche, Geri le pregunta a Edmond porque lo salvó. Edmond no sabe que responder. Geri se enfada y dice que él no lo necesita, ni a ninguno de ellos: Le recuerda que ellos no son amigos, ni nada por el estilo. Esto colma la paciencia de Harpo, el ratón quien le echa en cara el hecho de que Edmond le ha salvado la vida dos veces, y él sigue actuando en esa forma desagradable. Geri dice que no tiene nada que agradecer, con un tono tan desagradable que Edmond tiene que detener al pequeño ratón para evitar que haga una tontería.
A la buena o a la mala, el grupo tiene que permanecer unido en su viaje a través de las montañas, para encontrarse nuevamente en medio del desierto.
Vuk: (jadeando)Se suponía que… cuando los cuatro reyes del bosque estuviésemos reunidos, hallaríamos la forma de poder vencer a Asmodeo…Pero …¡No ha pasado nada! Otra vez estamos en donde comenzamos: ¡En el mismo desierto!
Atlas: No gastes saliva inútilmente; quejarnos no va a mejorar las cosas.
Vuk: ¿¿Es que siquiera tienes una idea adónde vamos??
(Atlas permanece en silencio)
Vuk:(nervioso) ¿La tienes o no?
(Atlas no responde)
Vuk:( se detiene) Atlas… ¿Hacia dónde vamos?
Los dos comienzan a discutir. Pero en ese momento, Franz; el más callado de los tres ratones se pone en estado de alerta, y comienza a balbucear una serie de frases que sus dos amigos no consiguen entender. Franz dice que “el cuento y la realidad están empezando a mezclarse” y que “El león los está llamando, pero su voz es débil”. Franz se baja del lomo de Edmond y corre en medio del desierto. Los demás le siguen, extrañados por esa actitud. Luego de correr tras él por unos instantes, le encuentran parados delante de un inmenso árbol que crece en medio del desierto.
Franz: Esta es la entrada.
Edmond: ¿La entrada?
El grupo se adentra al interior mismo de aquel extraño árbol: Aquel lugar parece una realidad aparte; encontrándose el grupo en medio de un frondoso bosque, al final del cual encuentran unas rocas, dispuestas en forma de círculos. En medio de estas se encuentra una anciana, con el rostro y las manos tatuadas con el dibujo de dos serpientes, una roja y otra azul. En su frente está el mismo símbolo que llevaban las personas que convirtieron a Edmond en un león.
Ella los saluda y les invita a no desanimarse, puesto que ya están cercanos a su meta. Luego se dirige a Edmond.
Madre serpiente: Hasta ahora los espíritus te han protegido porque eras un niño. Pero ahora debes probarte a ti mismo que has merecido esa protección. Ten fe: El águila te guiará.
Señala entonces un claro en el bosque. Desde allí puede divisarse un hermoso valle: Este es el reino del León Blanco.

Cuando se dan vuelta para agradecer a la anciana, ya no la encuentran, pero sobre ellos ven volar a una enorme serpiente con alas doradas, que se aleja en unos cuantos segundos.
Geri no entiende de qué forma aquel hallazgo podrá ayudarles en su guerra contra Asmodeo, pero igual los acompaña hacia aquel misterioso lugar.
En medio del valle se encuentran algunas ruinas, algunas de las cuales se parecen mucho a las que Edmond encontró cuando era niño.
Entonces se escucha un chillido de un águila, que vuela a la distancia. Edmond lo sigue, llagando hasta un edificio en ruinas, idéntico a la biblioteca en la que Edmond se encontró por primera vez con el león.
Sobre lo que parece ser un pequeño altar de piedra, está un cuaderno cuyas hojas están rotosas y amarillentas. Harpo lee la primera página, en la cual está escrita la siguiente dedicatoria del padre de Edmond a su hijo. Harpo sigue leyendo, y a través de su lectura se revela que el padre de Edmond era un escritor, que se había casado antes del comienzo de la guerra. El padre de Edmond tenía pensado escribirle una historia a su hijo, la cual comenzó a verse afectada conforme iban ocurriendo las cosas en la realidad: El águila era la figura de la madre de Edmond, quien murió poco después del nacimiento de su hijo; mientras que se deja ver en el escrito que el León Blanco era una personificación de él mismo, que sentía deseos de proteger a su hijo del mal que existía en el mundo, sintiéndose frustrado por haber sido incapaz de protegerlo. Ese mal había tomado forma en la historia como el terrible Asmodeo. Pero durante la guerra (Y luego de haber puesto a salvo a su hijo) el padre de Edmond murió, dejando su historia inconclusa, la misma que está condenada a repetirse hasta que el mismo Edmond consiga terminarla. De pronto, una horrible carcajada se escucha. Los animales alzan la vista.
-No podía haberte permitido hacer todo este viaje sin dejarte conocer tu propia historia.- Dice Asmodeo, burlón. Está acompañado por sus sirvientes, unas gigantescas aves de rapiña- Pero tu historia termina y aquí ya hora.
Las aves se abalanzan sobre los animales, si bien al principio consiguen hacerle frente a sus enemigos, Asmodeo consigue hacer que el grupo se rinda revelando lo que escondía bajo sus enormes alas: Se trata de Andrea, hipnotizada, quien no ofrece resistencia cuando el monstruo se dispone a asesinarla. Al ver esto, Edmond deja de enfrentarse a los sirvientes de Asmodeo, y se somete a la voluntad de su enemigo.
Sintiéndose vencedor, Asmodeo lleva a los animales prisioneros hasta lo que parece ser un viejo altar de sacrificio. Asmodeo ordena a Andrea matar a Edmond.
-Siéntete feliz-dice- vas a morir en manos de la persona que mas amas.
Aún estando amarrado, Edmond desprecia a Asmodeo. Al ver esto, el monstruo se molesta y le dice que desea mostrarle algo antes de quitarle la vida.
Dando un espantoso graznido, Asmodeo hace aparecer a su alrededor una serie de numerosas sombras, con formas de animales.
-Estos son los seres a quienes yo he arrebatado el alma, por haberse rebelado contra mí. Yo soy la oscuridad y la muerte, nadie escapará a mi destrucción…Ni siquiera tu amado padre, Edmond.
Entonces una sombra se acerca a Edmond, como si le hubiese reconocido. Esta tiene forma de león. Asmodeo le dice que es el león Blanco, quien no pudo vencerlo, y perdió su alma. Ahora vive en un mundo de oscuridad; dejándolo muerto en vida.

Los otros animales se enfurecen con esta provocación, pero Edmond nuevamente se ve invadido por la desesperación. No hace ninguna resistencia cuando Andrea se prepara para quitarle la vida, sino que mentalmente se despide de ella, diciéndole que él daría su vida por ella.
Harpo no resiste esto, y haciendo un último esfuerzo, consigue liberarse de las ligaduras que lo mantenían atado: Dando un fuerte grito, le ruega a Andrea que no olvide a Edmond. Andrea parece reaccionar al oír la voz del ratón. Pero Asmodeo grita, ordenándole que se apresure con el sacrificio. Entonces Harpo saca algo que había tenido escondido: Es la medalla que Andrea le había regalado a Edmond antes de que este iniciase su viaje por el mundo, arrojándolo a los pies de la muchacha. Esta lo reconoce, y de sus ojos brotan dos lágrimas, las mismas que hacen que el hechizo de Asmodeo se rompa.

Andrea reconoce a Edmond, y le abraza. Animado por esto, recupera la fuerza para vivir y Andrea se apresura a liberarlo. Asmodeo, furioso al ver que su hechizo se ha roto, se abalanza sobre los dos. Pero Geri se libera de las garras del buitre monstruoso que lo había hecho prisionero, saltando sobre Asmodeo, consiguiendo hacerle una herida, de la cual brota sangre negra y espesa, semejante a tinta. En venganza, Asmodeo le hiere mortalmente. Ni Edmond ni los otros resisten al ver esto, sino que se abalanzan furiosos contra el rey de las aves de rapiña, logrando hacerle cada uno una herida. Asmodeo ordena entonces a sus sirvientes castigar a los animales, pero un fuerte viento, acompañado por el fuerte chillido de un águila les detiene: Frente a ellos, una inmensa águila se materializa, defendiendo a Edmond y a sus amigos.
A la distancia, en unas torres de piedra están encerrados una gran cantidad de animales encadenados. Un fuerte viento sopla y las puertas de las prisiones se abren, mientras que las cadenas caen al piso, dejándolos libres. Una serpiente luminosa aparece ante ellos y les dice que su rey necesita de la fuerza y el valor de todos ellos para vencer. Luego vuela en dirección hacia donde Edmond y sus amigos se enfrentan a las aves de rapiña.
Los otros animales van tras la serpiente, llegando a tiempo para ayudar a Edmond y al águila, quienes se habían quedado al lado del moribundo Geri, protegiéndolo de las demás aves de rapiña.

Asmodeo, al verse rodeado por los animales, extiende sus alas, preparándose para realizar un nuevo hechizo, con el cual les robará a los animales sus almas. Sin embargo, la serpiente vuela hasta Asmodeo, y como si se tratase de un fantasma, entra dentro del horrible monstruo el cual escupe numerosa sangre negra, en medio de la cual está el dibujo del León.
Asmodeo se da cuenta que ha sido hechizado por Madre Serpiente, por lo que todos sus conjuros se han roto: Vemos como todos los animales recuperan sus almas, convirtiéndose en seres luminosos, los cuales ayudan a Edmond a vencer a los monstruos al servicio de Asmodeo.
Asmodeo: (fuera de sí) ¿Cómo es posible?...Todos mi magia y mis hechizos deberían… ¡Deberían haberme dado la victoria! ¡Soy yo quien merece ganar!
Edmond: No lo entiendes ¿Verdad?
(Vemos que Edmond tiene colgado alrededor de su cuello la medalla que Andrea le había regalado; vemos también distintos flashbacks en los cuales él recuerda a sus padres, a sus amigos, y les da gracias por haber estado siempre junto a él. A su lado aparecen el león y el águila, y Edmond se abalanza sobre Asmodeo, consiguiendo lanzarlo desde un barranco, luego de darle un mordisco que hace que el rey de las aves de rapiña comience a convertirse en ceniza.
Asmodeo muere dando un grito espantoso: El libro que tenía escondido dentro de sí cae al suelo, y la página en la cual el monstruo aparece representado comienza a borrarse y se rompe.
El sol comienza a brillar, y los animales a quienes Asmodeo les había quitado el alma resplandecen con un brillo extraño, comenzando a Ascender al Cielo.
Geri también comienza a brillar: Edmond entiende con esto que Geri está muriendo, e intenta ayudarle a sobrevivir. Pero Geri se lo impide. Antes de morir, él ya había elegido ese camino desde hace mucho tiempo, y que se siente feliz, porque volverá junto a su familia, sus amigos y todos aquellos a quienes él ama. Le desea buena suerte como rey.

De esa forma, el alma de Geri se eleva hasta el cielo, junto con otros lobos. El último en irse es el León, a quien Edmond le da las gracias: El León responde que siempre estará a su lado.
Cuando el León asciende al Cielo, Madre serpiente aparece, y dice que sólo si Edmond permanece en este mundo podrá dar el final a la historia escrita por su padre, librando al mundo para siempre de la magia oscura de Asmodeo.
Edmond acepta, a sabiendas de que por aceptar esa condición no podrá volver a ser humano. Cuando Madre Serpiente le dice a Andrea que ella ya puede volver a su mundo, ella corre hacia Edmond: Ha decidido quedarse junto a Edmond, pase lo que pase. Madre Serpiente sonríe: Se enrosca alrededor de los dos, y en medio de una intensa luz, Andrea se convierte en una leona.
Ahora que han decidido permanecer juntos, son nombrados reyes por los demás animales, y bendecidos por el águila, quien le dice a Edmond no importa lo lejos que se encuentren; tienen un mismo sueño, el cual los volverá a unir “en alguna otra vida o en algún otro mundo” Luego vuela lejos.

Por su parte, cada uno de los reyes del bosque se vuelve a reunir con su familia y seres queridos, mientras que los tres ratones permanecen en compañía de Edmond y Andrea.
Mientras tanto, en el mundo real, las cosas han vuelto a la normalidad: Las ciudades están siendo reconstruidas y las personas viven en paz. En el pueblo en donde Edmond vivió su niñez, la pareja de ancianos se pregunta por la suerte de los dos jóvenes amantes, aunque nadie en la ciudad recuerda a Frederick. Entonces, llega hasta el orfanato una extraña visita: Un viejo, acompañado por una niña. Les dice que tiene no se preocupen por Edmond y Andrea, puesto que son muy felices ahora. Anuncia que les ha traído un regalo departe de ellos: Se trata del libro con la historia escrita por el padre de Edmond. La pareja de ancianos sonríe al ver la última página, en la cual están dibujados dos leones en un hermoso valle, mientras que un águila vuela en los cielos.

Notas del director:
  • Esta historia ocurre en un mundo alterno, que tiene tanto elementos de la época medieval, como elementos propios de películas post-apocalípticas y de principios del siglo XX; los escenarios y la vestimenta de los personajes mantienen una estética que combina estos estilos.
  • El diseño de personajes está realizado en un estilo semejante al de las películas clásicas de Walt Disney, como “El Rey León” pero con una atmósfera mucho más oscura y tenebrosa. La animación por computadora se usaría únicamente para animar algunos fondos y efectos. (Como el mar embravecido en el que Edmond casi se ahoga.)
  • “Vals de la Mandrágora” de Javier Navarrete es el tema asociado con Asmodeo/Frederick
    Suite Mascarada de Aram Khachaturian se escucha durante el baile de máscaras.
  • Aunque los tres ratones parezcan ser tan sólo un elemento cómico en la historia, ellos también cumplen un rol simbólico en la trama: Harpo representa a la niñez, Graucchus la juventud y Franz es la vejez, cada uno con una actitud de acuerdo a lo que representa.

2 comentarios:

albertaco dijo...

Agradable obra, cargada de imaginación, fantasía y originalidad. La mejor obra de Casalino en este Directed By. Una notable obra de clausura. Nominación segura en mejor banda sonora, bellísima partitura!!!Felicidades y suerte!!!

redna dijo...

Una obra muy agradable de leer. Jajaja. Mucha imaginacion y muy original. Planteate hacer una pequeña novela jajaa

Felicidades y mucha suerte!!

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