Primera obra a competición: Underneath

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UNDERNEATH.
Directed by Xavier Vidal

REPARTO:
DAVID KROSS como David James
LAURA LINNEY como Laura James
DENNIS QUAID como Dennis James
NATHALIE PORTMAN como Nathalie Mulder
IRÈNE JACOB como Irene
ROBERT PATTINSON como Robert
DAKOTA BLUE RICHARDS como Dakota Mulder (hija de Nathalie)
JACKIE EARLE HALEY como Jack
ELLE FANING como Elle James
KEVIN BACON y MATT DILLON como Agentes

MÚSICA:
VAKA, de Sigur Rós enlace
BROTHERSPORT, de Animal Collective enlace
HER EYES ARE UNDERNEATH THE GROUND, de Anthony and the Johnsons enlace

ARGUMENTO

Sábado 19 de octubre
Oímos los primeros acordes de Vaka, de Sigur Rós. La imagen abandona el negro y, con un largo travelling, nos enseña la silueta de un supermercado rodeado de árboles, una gasolinera y un camino que, tras una carretera, desemboca en un pequeño bosque. Es aún de noche y los primeros rayos del sol madrugador nos desvelan el fango del camino. Comienzan los títulos de crédito. En la carretera para un coche de policías y vemos la luz intermitente, molesta, incesante, del vehículo. La zona está rodeada por plásticos, médicos y policías. La cámara continúa avanzando, atraviesa la carretera y se mete entre el caos. Intuimos gritos y lloros, pero solo oímos la música. El travelling da un rodeo y nos descubre la cara blanca e inerte de Elle James. Imagen en negro.

Lunes 19 de diciembre
La música es substituida por el agudo sonido de un despertador. Aún es de noche y David (David Cross) ya está vestido, sentado en una silla y reposando su cabeza sobre el frío pupitre. El despertador perturba la calma y la oscuridad de la habitación: David está mirando una fotografía de Robert. En una mano sostiene una navaja corta pero afilada mientras extiende el otro brazo, tensando su extremidad y curvando la mano. David mira absorto las venas de su muñeca y la hoja del arma. El despertador lo asusta. David vuelve a la realidad. Guarda la foto, esconde el cuchillo en la parte trasera de sus vaqueros y sale de la estancia.

David baja las escaleras silencioso y cauto, aunque sabe perfectamente que su madre no lo importunará. Saluda la luz azul de la cocina y se dispone cual autómata a beber un vaso de leche con desgana. El mecánico ritual se rompe: David observa una nota en la mesa de la estancia. Tuerce su cabeza y la lee para sí mismo: “Cariño, no te olvides del bocadillo. Nos vemos para comer. Besos, mamá”. Cerca de la nota hay un sandwitch perfectamente envuelto en papel de plata. El papel brilla en el silencio; observamos a David beber el mejunje blanco de un solo trago y salir con prisas. Oímos el sonido de una puerta que se abre.

El sol toca inclemente la tez del joven. Este camina nervioso mientras come el bocadillo y vigila su bandolera, que danza colgada de su hombro. Pasa una carretera y, apoyado en una farola, mira la entrada de un colegio. Son las nueve de la mañana y muchas madres e hijos se agolpan en la entrada del edificio. David oye el griterío y deja acariciar su cara por la brisa helada. Algo perturba el desayuno: sobresaltado, David abre los ojos y deja caer el roído bocata al suelo. Está asustado y traga saliva. La cámara se gira y averiguamos el motivo de la reacción: Nathalie (Nathalie Portman), ataviada con una blusa rosa de tirantes y una falda sinuosa, sale de su vehículo gris; ha estado a punto de atropellar a un niño y la mujer empieza a discutir con una madre. David no soporta los improperios y corre. Una lágrima corre por su mejilla.

David camina por los lugares que hemos visto al principio del relato. Atraviesa el supermercado con sus primeros coches, la gasolinera solitaria. Mira los dos lados de la carretera y cruza rápido, esquivando coches, espantando penas. Mira el lugar del incidente. Tierra movida, ropas rasgadas, señales de muerte y peleas. David deja un pequeño suspiro y prosigue. Está en un bosque: el mundo va hacia una dirección y él hacia otra. Tras los árboles encuentra un polígono industrial con sus fábricas, polvo y camiones. Perdemos su silueta. Sin que David lo sepa, Jack (Jackie Earle Haley) observa al joven. Jack trabaja en una de las fábricas del polígono. David camina con la mente en blanco y Jack, sentado en una pequeña excavadora, mira al joven. Se quita las gafas de sol, bebe agua de una cantimplora sucia y se limpia la boca con los pelos de su brazo. Prosigue su trabajo y agacha la mirada. Es invierno, todo está nevado, pero hace un calor desasosegante.

David está dentro de una cabina hablando por un micrófono. Trabaja en una radio y lee animoso varios folios. Da paso a la crónica del tiempo, grabada en el ordenador. Se quita los cascos, bebe agua y juega con un boli. Oye pasos: Robert, el encargado de la sección de deportes, el mismo de la foto de antes, ha entrado en la emisora. Los jóvenes, separados por un muro de vidrio, se saludan con la mano. David traga saliva, mueve la cabeza y prosigue su discurso.

Vemos una radio en marcha por la que escuchamos la voz de David. Un hombre entrajado escribe en el que parece un despacho. La puerta se abre y la secretaria nos desvela el nombre del extraño: Dennis James (Dennis Quaid). El nombre, perfectamente gravado en la entrada de la estancia, atiende a la joven y prosigue con su tarea. Un zumbido enturbia el sonido de la radio. Dennis deja su pluma, rescata su chaqueta y coge el celular. Ve el nombre de Laura en la pantalla del teléfono y rechaza la llamada. Vuelve a escribir.

Vemos de espaldas a Laura (Laura Linneu), que deja el móvil en una mesa de madera. Está enfadada y alivia nervios con un cigarrillo. Una voz femenina la reclama por su nombre y Laura gira su busto. Vemos por primera vez su cara maquillada y su ropa, un uniforme de supermercado. Lleva una tarjeta pegada en el bolsillo de su camisa con el nombre de ‘Laura’. La voz resulta ser de Irene (Irene Jacob), su compañera de trabajo.
- Ha terminado el descanso- dice Irene con voz suave.
Laura asiente con la cabeza. Se le escapa una lágrima y, nerviosa, evita mostrar su debilidad volviendo su mirada hacia las taquillas del lugar. Irene comprende la situación, abre su taquilla y cede a Laura un pañuelo de papel. Oímos por primera vez la voz de la dama: - Gracias.

Laura es una cajera con práctica. Pasa los alimentos por la cinta transportadora con suma rapidez, siempre elegante, educada. Los clientes nunca saludan a Laura, e Irene, que trabaja en la caja de al lado, vigila la tarea de su compañera. Laura dice sin aliento un “buenos días” de cortesía y la compradora le responde con un “buenos días, Laura”. Laura gira su cara y fija la mirada en la clienta, que resulta ser Nathalie. Laura está sorprendida por el saludo de Nathalie. Nathalie, sabiéndose observada, nos enseña su inquietud.
- ¿Cómo sabe mi nombre?
Nathalie masca chicle y señala de forma burda el recuadro de plástico que Laura luce en la camisa.
- A si… ¡qué tonta soy!
Nathalie mira como la mujer pasa y embolsa la compra. Cómplice, intenta entablar conversación.
- Uf… no sabe qué día llevo.
Laura sonríe por primera vez. Irene, eterna vigilante, también sonríe.

Vemos a Robert y a David estirados en la entrada de la emisora. Un aire casi imperceptible refresca el insólito calor y nieve de diciembre. Robert se sienta en el suelo.
- ¿Te apetece?- dice Robert a David mientras descubre lo que parece un porro liado.
David niega con la cabeza y Robert se encoge de hombros mientras busca un mechero. Tras la primera calada, Robert se destensa.
- Es una vergüenza que los de la radio nos dejen aquí solos, tú y yo. Siempre somos los pringados… y encima no cobramos. Ay… qué tristeza. Y tú: qué manía de venir andando… quién diría que quieres estropearte las deportivas. Además, pasar por el camino donde… ya sabes… lo de tu hermana… son ganas de pasarlo mal…
Robert cree estar hablando solo, gira la cabeza e invita a David a sentarse. Este, siempre en silencio, acata la orden. El monólogo de Robert no parece acabar.
- Mira: todo tan gris, tan triste… poner la radio al quinto coño de esta puta mierda de ciudad… cuando venga el director lo mandamos a tomar por culo, ¿qué te parece? Ya lo creo que sí… mira: esta noche vamos a la disco y nos olvidamos de todo esto, ¿vale? ¿Qué dices?
David ni se inmuta pero una chica sale de la puerta entusiasmada.
- Yo me apunto- dice Dakota. Robert sonríe y David se inquieta.
Dakota cierra la puerta y los tres se dirigen hacia la calzada. David ve cómo Robert toca cómplice el culo de Dakota. Esta se ríe y Robert le devuelve una mirada lasciva. David calla y agacha triste la cabeza.

David realiza el camino anterior pero en dirección contraria. Pasa por el supermercado y adivina la figura de Laura. No quiere esperarla y corre para que no la vea. Minutos después, Laura sale del recinto con unas cuantas bolsas en la mano. Se despide de Irene, coge el coche y se entretiene oyendo música. Laura aparca el vehículo frente al despacho de su marido Dennis. El hombre está escribiendo. Laura llama a Dennis de su móvil y la mujer, que vigila al hombre, ve cómo este rechaza su llamada. Enfadada, Laura se enciende un cigarrillo y arranca el coche.

Laura, Dennis y David están sentados en una mesa redonda, comiendo callados. La cocina oscura de antes recibe ahora los rayos de media tarde. Los comensales parecen dormidos.
- ¿Qué tal la radio, David?- dice su madre mientras acaricia su boca con una servilleta de tela.
- Como siempre…- dice cabizbajo el adolescente.
Dennis no aguanta el silencio y enciende la televisión. Laura interpreta el gesto como una forma de evitar una conversación. Sin decir nada, seria y cabreada, sigue comiendo. A partir de ese momento oiremos el sonido del televisor y la cámara nos enseñará el salón, lleno de polvo. Los muebles, desnudos, sin fotos ni jarrones ni revistas ni ningún objeto, reflejan la soledad del ambiente.

Dennis sale de casa lo más rápido posible. El coche lo deja a las puertas de un cubículo pequeño, de entrada sucia y cutre. Luces de neón adornan la entrada. Dennis descorre la cortina y se adentra en el club de alterne. Es de tarde pero el recinto ya alberga los primeros clientes sedientos de sexo y alcohol. Aunque Dennis no lo sabe, Jack está sentado con una cerveza. Dennis sabe donde sentarse porque ha estado muchas veces en el local. La velada no le decepciona: Nathalie sale en uno de los escenarios con unas bragas y una peluca rosa. La chica juega en la barra de streaptease y mira profundamente a Dennis. Nathalie tiene poses de diva, contonea su cuerpo y se cree, pese a sus treinta años, una eterna adolescente. Nathalie juega, coge sugerente la corbata de Dennis y baila sin parar. Nathalie deja un “otra vez por aquí, vaquero” al oído de Dennis y este, caliente, deja un billete de cien euros en la barra. Nathalie observa contenta la ofrenda y, con los dedos de su mano, le indica que venga. Dennis se muerde el labio inferior. Abandona la butaca. Jack, enfadado, bebe de un trago toda su cerveza y tira la botella de vidrio vacía contra el suelo.

Laura está sentada en la misma mesa que antes, ante las mismas taquillas de antes. Irene sostiene un café y escucha las palabras de Laura.
- No quiere hablar conmigo. Desde que murió Elle parece distante. Es otra persona.
Irene coge la mano de Laura y le da fuerzas.
- Laura: aún no te has permitido el lujo de descansar y llorar. Llorar todo lo que tienes adentro. A Dennis le pasa lo mismo. Debéis hablar entre vosotros e intentar cerrar la herida. Sé que es difícil pero…
Laura interrumpe de sopetón a su amiga: - Hoy hace dos meses… hoy… hace dos meses que…Elle…
No consigue acabar la frase. Irene sabe perfectamente lo que quiere decir y la abraza. Laura cierra los ojos y acepta el gesto de Irene.

David está tumbado en su cama. La navaja del principio está abierta sobre el pupitre. El móvil del joven empieza a iluminarse. Es un mensaje de Robert: “quedamos en el cine a las 9”. David guarda el celular y vuelve a tumbarse sin apenas inmutarse. Del bolsillo de sus pantalones saca la foto de Robert, ahora arrugada. Posa la estampa sobre su pecho y logra dormirse.

Los cuerpos de Dennis y Nathalie se separan tras una hora de actividad frenética. Sobre la cama, los dos cuerpos sudados reposan después del incesante ejercicio. Nathalie enciende un pitillo, besa el pecho y músculos de Dennis y se incorpora. Dennis acaricia a la joven.
- Esta noche mi hija Dakota estará fuera. Si quieres, puedes venir a casa y hacemos otro.
Dennis ni se lo piensa: acepta entusiasmado.
- Aunque bien pensado deberías quedarte con tu mujer…me siento culpable haciendo esto… ya sabes: nunca me acuesto con clientes.
Dennis olfatea el cuerpo fino de Nathalie, sube curioso la nariz y acaba en la cara de la joven. Se besan.
- Yo no soy un cliente más. Eso no te incumbe.
Nathalie frunce el ceño, da la última calada y estruja la colilla en un cenicero.
- Como tú quieras, machote.
Dennis abandona el puticlub. A la salida, Dennis ve a Jack solo, sentado en el fango, inyectándose una dosis de heroína. Asqueado, Dennis insulta a Jack y le dice que se vaya. Jack, perro malherido, no hace caso. Los gritos se oyen desde el local y Nathalie sale a la calle para averiguar el por qué de tanto jaleo. Nathalie ve la situación: no puede ni debe titubear:
- Dennis, vete. Te lo pido por favor, vete.
Dennis no dice nada. Mirada extraña. Camina lento y se sienta en su coche. No quiere irse.
Nathalie coge el brazo de Jack y lo levanta.
- Eres una zorra- logra decir Jack, ebrio y colocado.
- Te dije que no volvieras más por aquí. No quiero verte…¡y deja esta puta mierda!- responde Nathalie, tirando a lo lejos la jeringuilla de Jack.
Jack se tambalea, pero tiene el suficiente equilibrio para dirigirse a Nathalie de forma amenazante.
- Estoy loco, Nat, y tú lo sabes. Te haré mucho daño. Me haré mucho daño. ¡¡Me haré mucho daño!!!
- ¿Piensas matarme, Jack?
- A ti no. No es la primera vez que algo daño, ¿sabes? Te tengo a la vista… y sé donde vives…
- Vete. Vete.
Jack retrocede, camina de espaldas dando tumbos. Nathalie mira a Dennis, que aún permanece sentado en su auto. Enciende el motor. La escena se desvanece.

David recorre el consabido camino de siempre. El cine está al lado de la radio. El edificio, rodeado de burgers, tiendas y jóvenes fiesteros, está presidido por una fuente de agua. Dakota y Robert juguetean con el agua mientras David se acerca. Robert otea a su amigo y lo saluda con un abrazo amistoso. Dakota parece tímida y se limita a asentir la cabeza. Los tres se dirigen hacia la taquilla. Cine y discoteca: el plan perfecto. La luna aparece en escena.

Laura está aburrida de estar tantas horas de pie, viendo un incesante número de caras, voces, ruidos y gentes extrañas. Tras la frenética actividad, vemos cómo Laura cierra el recinto, enciende las luces exteriores y se sienta a contar el dinero de la caja. Irene supervisa sus pasos cuando las dos oyen el ruido de vidrios y metales rotos. Alguien ha roto la puerta principal y ha abierto el candado que rodeaba la entrada. Laura se estremece. Irene siente la afilada hoja de una navaja voluminosa. “Dámelo todo, puta”, dice el atracador, un hombre delgado y fuerte que Laura no logra ver. Asustada, Laura se retira. Irene y Laura permanecen agachadas en el suelo y ven asustadas como el extraño sale sin problema con el dinero recaudado. Tras la huida, el extraño impacta un objeto en la entrada. Se produce un pequeño incendio. Gracias a la luz de las llamas, sabemos que el atracador es Jack. Laura empieza a sudar, mueve sus manos nerviosa e ingiere rápida una pastilla que la alivia. Tras la escena, todos los empleados salen a socorrer a Irene y a Laura. Irene tiene pequeños cortes en la espalda y se desmaya. Laura no soporta la situación; no había llorado hasta ese momento y ahora no hay quien la pare. Los empleados contemplan atónitos a Laura. “Llamad a una ambulancia, rápido”, advierte Laura al resto de sus compañeras. Las demás aceptan y hablan en voz baja, haciendo corrillos maliciosos. Los dispositivos antillamas se encienden y del techo salen unos chorros de agua que bañan a todos, que se entremezclan con las lágrimas de Laura.

La imagen desfila en paralelo al juego de Dakota, Robert y David en la fuente del cine. Los tres juegan y ríen, pero las acciones de David esconden algo forzado, una actitud intranquila. Dentro del cine, los tres siguen con poco interés el hilo de la película. Robert deja las palomitas en el suelo, tira el cubo de cartón a un espectador que se queja y Robert, con cara de macarra, se ríe del espectáculo. Obviada la película, Robert está intranquilo, rodeado por David y por Dakota. Sube su mano fría por la pierna de Dakota hasta llegar al punto clave. La niña se estremece y David despierta de su letargo. Apenado, susurra a Robert: “solo tiene doce años… aún va al colegio… déjala en paz”. Robert se siente ofendido por su compañero y no acepta el consejo. Rebelde y altivo, introduce su lengua en la boca de Dakota. El beso, forzado y de mal gusto, incomoda a David. El coqueteo no cesa, la tensión tampoco.

Dennis llama a un timbre que no habíamos visto nunca. Nathalie abre la puerta. Dennis tiene una botella de champán en una mano y, en la otra, una cajita envuelta con papel de regalo. Nathalie desnuda a Dennis y este responde con sonrisas. Nathalie aprieta el paquete de Dennis pero este aparta su mano. – Espera- dice severo el hombre. La mujer, hambrienta de sexo, se sienta en un sofá. Dennis le sigue e invita a Nathalie para que esta abra el regalo. Tras la caja, Nathalie descubre un anillo reluciente coronado por una piedra pequeña, de múltiples colores y matices. Nathalie, lejos de alegrarse, parece asustada.
- ¿Qué quiere decir esto, Dennis?
- Nat… sabes que te quiero y que no soporto quedarme en casa. Vámonos tú y yo, solos, lejos de aquí.¡ Casémonos, qué cojones!- contesta un Dennis eufórico, arrodillado ante la dama, suplicando ayuda.
- Pero… Dennis, ¿estás loco? Estás casado… ni te imaginas lo mal que me siento cuando tengo que ir a comprar y veo a tu mujer… y ahora quieres casarte conmigo… ¿en qué estás pensando, Dennis? Soy una puta… sí, Dennis, ¡¡¡ soy una puta que folla con muchos tíos!!!. No puedo irme de aquí sin más… no eres nada para mí…
Dennis abofetea a Nathalie y esta, semidesnuda, intenta esquivar los golpes en un lado del sofá. Nathalie llora sin consuelo mientras repite “y todo por culpa de Elle, y todo por culpa de Elle”. El nombre de Elle aún enfurece más al agresor y el baile de reproches sigue insoportable. Dennis, aún bravo, se levanta y se refugia en el baño. Observa las cuchillas de afeitar de un extraño, bolsitas con éxtasis escondidas en un armario, una pistola envuelta en una toalla e infinidad de pintalabios. Dennis intuye que en esa habitación ha entrado un hombre que no conoce. Dennis recuerda a Jack: ahora lo entiende todo. Enfurecido, golpea las baldosas, rompe cortinas, desencaja el váter y rompe en mil pedazos la encimera blanca.

Con los primeros golpes oímos Brothersport de Animal Collective. Estamos en una discoteca, recinto gigante donde flota el humo, corre el alcohol y la gente baila alocada. La canción caldea el ambiente. Robert y Dakota parecen alienados, absorbidos por el ritmo de la pieza. David observa la locura sin llegar a contagiarse. Robert grita e invita a David a un porro. David, falto de afecto y atención, se sorprende diciendo que sí. Una vez colocado, los sentimientos de David se despegan de la razón y la pasión se desata: David sorprende a Robert y le besa en la boca con ímpetu, frotando sus manos con su espalda. Robert, sorprendido, empuja a David e intenta limpiarse la boca con su brazo. “Pero que haces, gilipollas. ¡Vete, maricón de mierda!”. Las palabras devuelven a David a la realidad. No sabe lo que ha hecho, pero sí sabe que ya no hay marcha atrás. Acaba la canción e intenta hacerse un hueco entre el gentío. Dakota le contempla sin comprender nada. Una vez fuera, la noche refresca y David corre, solo y desolado, por el camino de siempre. Se siente fracasado y no puede evitar llorar. De madrugada, el camino es peligroso: decenas de drogadictos se esconden en el bosque para drogarse, jóvenes mantienen relaciones sexuales entre los arbustos y algunos locos bailan rodeando alguna fogata improvisada. David se asusta. Empieza a llover y él empieza a llorar. Pisa el lugar donde mataron a su hermana y se estremece al poder estar contemplando el posible asesino de Elle. David llora por todo, por demasiadas cosas. Su carrera le lleva hasta el supermercado, donde observa el boquete de la entrada y la puerta rota. Nunca sabrá que Jack, lobo nocturno, vió cómo huía.

Mientras suena Her eyes are underneath the ground, vemos como David llora mojado por la lluvia. Varias imágenes nos permiten ver a Nathalie, sola y sin aliento limpiándose las heridas en el váter destrozado de antes; contemplamos a Dennis llorando, cogiendo el coche y tirando a la acera el anillo; asistimos a las lágrimas de Laura, que llora sola en la oscuridad de la cocina; vemos a Irene tumbada en una cama mientras una ambulancia la traslada al hospital. La batería de imágenes acaba con Robert, quién, víctima de la música y la droga, cae desplomado al suelo de la discoteca. De sus labios surge una espuma fatídica. La canción acaba y vemos a Dakota, una niña entre adultos, pidiendo ayuda. Dakota, la hija de Nathalie, sale corriendo en busca de David. Se encuentra ante los jóvenes alcohólicos de antes. Jack es uno de ellos. Solo oímos la música. La imagen se desvanece.

Vemos el mismo travelling del inicio, aunque con algunos cambios. Mientras cantan Sigur Rós, vemos el desvalijado supermercado, el coche de Dennis aparcado frente a la gasolinera, el camino de barro rodeado de policías. Jack es esposado por los agentes. La lluvia ha dejado de caer pero todo está mojado. Después de la tormenta siempre viene la calma.

Martes 20 de diciembre

La música para. Vemos a David en su habitación, con el mismo cuchillo y la misma foto de antes. Aún es de noche. Se oye un ruido: alguien ha llamado y quiere entrar en la casa. David está decidido y asume el suicidio. La sangre empieza a brotar y, con ella, el miedo, la lucidez de no matarse. Lame su herida y decide romper la foto de Robert. La papelera acoge las trizas. Borrón y cuenta nueva.

La puerta del dormitorio de sus padres está abierta. Dennis se despierta y reconoce lágrimas del día anterior en su rostro. A tientas, busca su agenda y borra el número de teléfono de Nathalie. La tinta del boli corre… Decide abrir la persiana.

Laura no ha dormido en toda la noche. Café en mano, caminando y pensando en la cocina, oye el timbre. Abre la puerta principal y ata su bata. Está frente a dos policías, rostros conocidos.
-¿Si?- dice Laura sorprendida, disimulando ojeras y nervios.
- Hola, señora James. Mire, sentimos importunarla a estas horas pero…
- No se ande con rodeos, agentes. Tengo mucho trabajo. Ya les conté ayer todo lo que sabía del atraco del supermercado. Ahora, si me permiten…- responde Laura intentando cerrar la puerta.
- ¡Espere!- le increpa el otro policía. – Esta noche han encontrado otro cuerpo enterrado
en el mismo lugar que Elle. En la zona había jóvenes borrachos… ya sabe.
Laura asiente la cabeza en silencio. Frunce el ceño y se concentra en la conversación. Cruza sus brazos: tiene frío.
- La policía científica ha identificado el cuerpo. Dakota Mulder.
- ¿Y qué tengo que ver con esto? No conocía a esa chica.- responde Laura, preocupada y sorprendida.
- Lo sabemos, señora James. La cuestión es que hemos encontrado el asesino… ha confesado haber matado a Dakota y… a Elle. Se llama…
Laura traga saliva. Con gestos, invita al policía a callarse.

Dennis y David salen al pasillo sin saber ser víctimas del mismo mal de amores. Laura cierra la puerta cuando padre e hijo bajan las escaleras sobresaltados.
- ¿Quién es a estas horas?- pregunta Dennis, desperezándose y frotándose los ojos.
Laura no reacciona. Gira la cabeza. –La policía…
- Y qué quería?- dice David sin comprender nada.
Laura responde.
- Ya podemos vivir. Todo se acabó.
Los hombres no entienden nada. Laura, casi sonámbula, baja al almacén, coge una caja de cartón y la deja en el suelo. Empieza a decorar el salón antes vacío con objetos nuevos. La mayoría de los objetos son fotos. Vuelve a sonar Her eyes are underneath the ground. El día se despierta y el sol nos deja ver una foto con toda la familia, incluida Elle. Paralelamente, la policía abandona el famoso camino y la cámara nos devuelve al travelling ya conocido. Avistado el lugar del incidente, la cámara sube: vemos el bosque, los restos de la fiesta, el omnipotente polígono industrial, el cielo claro y despejado tras la tormenta. Un arco iris corona el azul inmenso. La canción prosigue. Fundido en negro. Aparecen los títulos de crédito. FIN.



NOTAS DEL DIRECTOR:
- Aunque la historia no es autobiográfica, todos los escenarios que se mencionan existen. Los personajes de Underneath, de corresponderse a la realidad, vivirían en Amposta (Tarragona), lugar donde se desarrolla la acción.
- La historia plantea varios personajes marcados por el dolor de una muerte reciente y una frustración que les corroe, que afecta a su día a día. Es importante que esto se refleje mediante la música. Por lo tanto, cuando suena una canción, los sonidos de fondo se eliminan (aunque sí los podemos intuir).
- Para aumentar el verismo, he preferido que los personajes tengan el mismo nombre que los actores. Este hecho no puede cambiarse.

10 comentarios:

albertaco dijo...

Enhorabuena!!! una obra sincera, inteligente y humana. Personajes envueltos en el dolor de sus vidas, apoyándose en lo que pueden. Todos sufren de forma distinta, pero son complices de ese sufrimiento. Realmente una obra excelente, perfecta estructura argumental y original argumento. Extraordinario el personaje interpretado por David Kross que apunta por el gran premio, y muy sincero e intenso el personaje interpretado por Laura Linney. Muy buena elección musical. Una obra maestra del directed by!!!!Felicidades!!!!Te has superado!!

Jose Barriga dijo...

Un drama intimista a la altura de las historias y personajes cruzados de Iñarritu. Con el trascurrir de las palabras se llega intensamente al climax de la obra. Magnifica Excelente Laura Linney como el resto del reparto.

Jose Barriga dijo...

Desde ahora declaro mi voto a VAKA de Sigur Ros como mejor canción.

Mariano Masci dijo...

Una historia desgarradora, ejecutada por un elenco impresionante. David Kross, Laura Linney y Nathalie Portman están sublimes. ¡Felicidades por una obra tan buena!

Mariano Masci dijo...

Por cierto, he de agregar: Xavier Vidal, en mi opinión, se ha superado a si mismo... esta es una historia arriesgada, madura, sensible y absorbente. No pude dejar de leerla: mis ojos la siguieron desde le principio hasta el final, y sin pausas: es la segunda vez que eso me ocurre desde "La noche de los lobos hambrientos" de George Fumo.
¡¡FELICITACIONES VIDAL, has elaborado una verdadera JOYA!!!

Alvaro dijo...

Xavier Vidal nos brinda otra vez una historia que mezcla algunos elementos de suspenso, con el drama(y en ocasiones, la tragedia) que vive cada uno de sus personajes, siempre desde una perspectiva sensible y humana, la cual nos hace a los personajes cercanos y comprensibles, a pesar de sus fallas.
Mención aparte la música, que es perfecta para describir la emoción que encierra esta historia en general.

Jorge Moreno Celaya dijo...

Xavier...
Perfecto drama para inaugurar las obras que se vienen... me gustó mucho... el diseño estructural un punto muy fuerte... Laura Linney perfecta... Natalie Portman maravillosa, me recordó un poco a Alice de Closer... jeje, será por la peluca rosa? =p

Muchas Felicidades!

Anónimo dijo...

Sublime... Una obra magnifica, por otra parte la seleccion musical tambien estuvo exelente.

George dijo...

Todo encaja a la perfección. Extremadamente sensible como deslumbrante. Notoria reconstrucción sobre la pérdida y la desolación. Xavier Vidal no dejas de sorprenderme.
George Fumo

ROO dijo...

no es la mejor te falta mucho mejorar ,la mejor es ernesto
ojala q mejores no vas bien

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